Losantos y el Rey
Ya no se puede pedir la abdicación del Rey. Yo ya me la jugué hace un par de años, pero claro, no es lo mismo. No entienden, los que piden actuaciones judiciales contra Losantos y contra quién lo cobija, que la propiedad de una cadena de radio (los obispos en este caso, como todo el mundo sabe) deje a sus profesionales que expresen con libertad las ideas que le son propias. Y no lo entienden porque siempre se han visto forzados a opinar conforme a los intereses de quién le paga, no sabiendo realmente el significado de la palabra libertad porque nunca la han ejercido. No cejan en la presión, pues no hay cosa que más deseen que tapar la boca de una persona independiente. La libertad de expresión está más amenazada que nunca.
Para ellos es intolerable que alguien pida al Rey que confíe en el Príncipe los designios de España, porque para ellos es un ataque en toda regla a la Corona. Los desprecios a los símbolos de España, la quema de banderas, el fomento del descrédito de las instituciones con el único fin de perpetuarse en el poder, el apoyo a terroristas callejeros con su calculada inacción para controlarlos, sí que forma parte del juego de la "democracia" en España.
Federico no ha dicho en ningún momento que salgan por Cartagena, algo que si hubiera hecho tampoco sería para quemarlo en la hoguera, pues creo que está en su derecho. El locutor de radio se ha limitado a expresar que, por el bien de la monarquía y de la estabilidad de España, el monarca Juan Carlos I pase a un segundo plano y vigile desde el yate, con la respetabilidad, el poder y la influencia que se ha ido ganando con el paso de los años, la diligencia de su hijo para reinar España. Si espera a su deceso conseguirá que no estando él se coman al chiquillo.
La progresía, la que más está haciendo por cargarse la monarquía desde fuera -sin contar con el apoyo que la misma les aporta cada día desde dentro-, están machacando a Federico Jiménez Losantos por ser libre y opinar. Estalinismo en estado puro, vamos. En esta ocasión se ha tenido que retractar ante las numerosas presiones recibidas. Un error que a la larga animará a los demagogos a seguir insistiendo en acallar su voz.
Actualización
Acabo de leer el artículo de Jesús Cacho en El Confidencial. Es lo que yo más o menos quería exponer, pero bien dicho.
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