No es ladrillo todo lo que reluce
Os transcribo el último artículo que he publicado en Vegamediapress:
Se ha destapado en Murcia el tarro de las esencias políticas. Los unos por exceso y los otros por defecto nos están demostrando su auténtica categoría política. La puesta en marcha del ventilador puede salpicar al menos pensado, incluso a mí: he tenido que hacer un breve repaso de mi corta vida por si había votado alguna recalificación inoportuna y eso que no tengo la suerte de pertenecer a una corporación local u organismo regional. Aquí nos encontramos todos embadurnándonos con protección contra los supuestos casos de corrupción, ante la estrategia de alboroto continuo que está llevando el Partido Socialista, como ya señalábamos hace un mes.
En la mayoría de casos, los jueces y fiscales asisten de brazos cruzados al partido de tenis esperando a que alguien le lance una bola de prevaricación, información privilegiada o tráfico de influencias. Yo también estoy esperando un verdadero caso, de esos que había no hace mucho tiempo, con personajes en calzoncillos en la portada de Interviú, o con relaciones esporádicas con países tan reconocidos como Laos o con instituciones como la Cruz Roja o el Banco de España.
Recemos para que ellos continúen con sus bolas y el ciudadano de a pie siga impávido en su quehacer diario, trabajando para consumir todo lo que la hipoteca y la letra de turno le permita, o desarrollando e invirtiendo lo que su trabajo le proporcione. Ante tanta soflama contra el modelo económico de la región llega uno hasta cuestionarse sus propios principios, pero cuando uno ha ejercido, estas semanas atrás, el noble acto de pasar la tarjeta compulsivamente por el datáfono, junto a miles de murcianos que nos apretujábamos en las cajas registradoras, comprueba que el modelo no tiene que ser del todo malo. Además, uno que es curioso, lee ciertos datos de nuestra economía y ve que la manía que ha entrado por esta tierra de señalar al ladrillo como culpable de todos los males, no tiene la base que muchos suponen. Patricio Valverde, el antiguo consejero de Valcárcel y alabado por todos los sectores sociales una vez anunció su dimisión, escribió en La Economía el pasado mes de Diciembre sobre nuestra buena etapa de crecimiento, que dura ya once años, y que se sustenta básicamente en nuestra industria. Lo que muy poca gente sabe, no por culpa del Partido Socialista con su estrategia de fabricar ruido sino mas bien por culpa del propio Partido Popular que ha perdido la iniciativa política y que no ha sabido nunca vender sus logros, es que nuestra economía está completamente diversificada. Dice Valverde: “la industria representa ya el 18% del valor añadido bruto de la economía murciana, muy por encima del 11,5% de la construcción y del 6,4% de la agricultura. Tan sólo el sector servicios mantiene tasas de participación superiores, como debe ser en toda economía avanzada”. Comenta también que cada día nacen dos nuevas industrias en la Región de Murcia y viene a emplear el 17’4% del total de los ocupados, 3 puntos por encima de los que emplea la construcción. Es decir, que nuestro crecimiento no está basado en el tan cacareado: “pan para hoy y hambre para mañana”, sino en un crecimiento bueno tanto cualitativa como cuantitativamente. Así que, alejemos todo lo posible las zarpas de los políticos deseosos en regular, para que esta situación dure muchos años. Lo que no se entiende es que con todos esto datos encima de la mesa, la cantinela contra el ladrillo, que como toda persona sabe es bueno si se tiene un poco de sentido común, esté venciendo a la auténtica realidad económica de nuestra Región.
El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, pero lo que quizás se valore mas del gobierno Valcárcel será el que no se haya inmiscuido, quizás al revés, haya favorecido y permitido el que cualquier ciudadano de esta Región haya desarrollado los proyectos que su inquietud y su libertad individual le hayan proporcionado. Sin complejos. Si en estos intentos de ayuda durante estos años hubiera habido algo delictivo, avísenme por lo menos, cuando vayan camino del Palacio de Justicia.
En la mayoría de casos, los jueces y fiscales asisten de brazos cruzados al partido de tenis esperando a que alguien le lance una bola de prevaricación, información privilegiada o tráfico de influencias. Yo también estoy esperando un verdadero caso, de esos que había no hace mucho tiempo, con personajes en calzoncillos en la portada de Interviú, o con relaciones esporádicas con países tan reconocidos como Laos o con instituciones como la Cruz Roja o el Banco de España.
Recemos para que ellos continúen con sus bolas y el ciudadano de a pie siga impávido en su quehacer diario, trabajando para consumir todo lo que la hipoteca y la letra de turno le permita, o desarrollando e invirtiendo lo que su trabajo le proporcione. Ante tanta soflama contra el modelo económico de la región llega uno hasta cuestionarse sus propios principios, pero cuando uno ha ejercido, estas semanas atrás, el noble acto de pasar la tarjeta compulsivamente por el datáfono, junto a miles de murcianos que nos apretujábamos en las cajas registradoras, comprueba que el modelo no tiene que ser del todo malo. Además, uno que es curioso, lee ciertos datos de nuestra economía y ve que la manía que ha entrado por esta tierra de señalar al ladrillo como culpable de todos los males, no tiene la base que muchos suponen. Patricio Valverde, el antiguo consejero de Valcárcel y alabado por todos los sectores sociales una vez anunció su dimisión, escribió en La Economía el pasado mes de Diciembre sobre nuestra buena etapa de crecimiento, que dura ya once años, y que se sustenta básicamente en nuestra industria. Lo que muy poca gente sabe, no por culpa del Partido Socialista con su estrategia de fabricar ruido sino mas bien por culpa del propio Partido Popular que ha perdido la iniciativa política y que no ha sabido nunca vender sus logros, es que nuestra economía está completamente diversificada. Dice Valverde: “la industria representa ya el 18% del valor añadido bruto de la economía murciana, muy por encima del 11,5% de la construcción y del 6,4% de la agricultura. Tan sólo el sector servicios mantiene tasas de participación superiores, como debe ser en toda economía avanzada”. Comenta también que cada día nacen dos nuevas industrias en la Región de Murcia y viene a emplear el 17’4% del total de los ocupados, 3 puntos por encima de los que emplea la construcción. Es decir, que nuestro crecimiento no está basado en el tan cacareado: “pan para hoy y hambre para mañana”, sino en un crecimiento bueno tanto cualitativa como cuantitativamente. Así que, alejemos todo lo posible las zarpas de los políticos deseosos en regular, para que esta situación dure muchos años. Lo que no se entiende es que con todos esto datos encima de la mesa, la cantinela contra el ladrillo, que como toda persona sabe es bueno si se tiene un poco de sentido común, esté venciendo a la auténtica realidad económica de nuestra Región.
El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, pero lo que quizás se valore mas del gobierno Valcárcel será el que no se haya inmiscuido, quizás al revés, haya favorecido y permitido el que cualquier ciudadano de esta Región haya desarrollado los proyectos que su inquietud y su libertad individual le hayan proporcionado. Sin complejos. Si en estos intentos de ayuda durante estos años hubiera habido algo delictivo, avísenme por lo menos, cuando vayan camino del Palacio de Justicia.
0 comentarios