Liberticida de la semana

Para empezar traigo varios. Creo que voy a tener material suficiente y el problema no vendrá por la escasez de estupideces liberticidas semanales sino a la hora de elegirlas. Lo mejor será el uso del plural para denominar a esta sección. El liberticida que se lleva la medalla de oro en esta semana es Ruiz Gallardón que, en su original batalla contra la libertad, ha propuesto sancionar a los dueños de los solares sin construir. La izquierda mas extrema y nacionalista ya propuso una medida similar al exigir multas para los dueños de los pisos vacíos. Los ataques a la propiedad privada y a la libertad de las personas se siguen produciendo vengan desde la derecha o desde la izquierda.

En Murcia no nos libramos de este virus. El miércoles, creo recordar, aparecía en la prensa la protesta del pequeño comercio de Cartagena por la intención de una gran superficie de abrir los domingos. Advertían con la posibilidad de una destrucción del empleo que se podía elevar a la cifra de 11.000 nuevos parados. Impresionante. Medio comercio de Cartagena cerrado, sino todo, porque a uno se le ocurre abrir cuando le da la gana. Voy a ver si elevo una protesta formal porque mi competencia ha adquirido una máquina que va a fabricar en serie una pieza para la que yo necesito cuatro empleados. Se van a tener que ir a la calle porque no puedo competir y necesito la ayuda de la administración para que prohíba estas prácticas dominantes. Acojonante.

Un recién llegado al Ayuntamiento de Murcia, Antonio Castillo, ha declarado, justificándose, que tendrá que aumentar las licencias de taxi con la apertura del nuevo aeropuerto. Es otro tema que me irrita particularmente. La mafia que tienen montada los taxistas con lo de las licencias es algo que se pasa por alto y que poca gente presta atención. Todo el mundo se queja del precio de los taxis pero aquí nadie habla de una liberalización del sector que permita a los usuarios, al menos, utilizarlos. Por eso cuando desde el Ayuntamiento de Murcia se toca este tema se dice siempre con la boca pequeña y con un miedo atroz a esta gente que yo no me explico. O sí.