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El futuro de la libertad

El futuro de la libertad

Aquí se apellida liberal hasta el que le escribe. Una moda, como otras, ahora que el progre no está ya perseguido sino beneficiado por el sistema. Siempre ha habido una corriente contestataria en contra del enchufado y a favor del desfavorecido. El progre es actualmente la niña bonita de nuestro desgobierno y por ello los que quieren pasar por originales se adoptan liberales. Pero las ideas políticas son tan transparentes que se caza antes a un autodenominado liberal que a un cojo. La nueva hornada de jóvenes que de mayor quieren ser políticos han estado muy activos en el mes de Septiembre. Al pipiolo en general se le presupone la imprudencia de la edad, pero no la busquen en estos jóvenes, ya que no los verán mover una pestaña para conseguir un cambio profundo en el sistema al que sueñan algún día pertenecer a imagen y semejanza de sus mayores. Uno aquí en Murcia ya lo ha logrado, para mayor gloria de nuestra democracia y del sistema de partidos. Su currículum vitae y sus méritos para alcanzar una Consejería se resume en haberlo hecho a imagen y semejanza del bachiller Montilla, es decir, no por su bagaje intelectual sino por su habilidad a la hora de moverse por las cloacas del partido.

Decía que el mes ha sido movido. Hemos asistido al Congreso Nacional de Nuevas Generaciones, y aquí en Murcia a las apariciones en prensa de un joven aspirante a suceder a Adolfo Suárez. A ninguno de ellos, a pesar de su edad y aunque algunos parecen camarlengos, los hemos visto exigir cambios en nuestro sistema político que nos permita a los ciudadanos elegir a nuestros dirigentes sin ser impuestos por la burocracia de los partidos; ni exigido un cambio que termine con la dictadura a la que nos tienen sometidos los nacionalismos, que con un escaso porcentaje de votos se ven encaramados en el pedestal del chantaje perpetuo; ni hemos visto amago para que el Estado no siga inmiscuyéndose en nuestras vidas, para que nos permita, por ejemplo, adquirir una botella de un buen escocés si una vez pasadas las diez de la noche nos hemos encontrado al marido en posición penetrante o a la mujer adorando un miembro enhiesto distinto al tuyo. El Estado, llamémosle gobierno central, autonómico o municipal, no te lo permite.

El Estado tampoco te permite practicar el noble acto del consumismo en domingos y fiesta de guardar, y así, cuando visitas los magníficos centros comerciales que algunos empresarios han decidido crear jugándose su dinero (mucho de él para untar convenientemente a los políticos de turno, a los admirados por estos jóvenes aunque sobradamente preparados para el futuro mangoneo), tan solo puedes mirar. Es el Estado, llamado democrático, el que marca cuando se puede abrir un negocio. La obscenidad llega hasta el punto de regular el número de festivos que se permite abrir (de doce a quince dependiendo del color político de quien ocupe en ese momento la poltrona).

Por no hablar de la educación, ya que son ellos los que te dicen la que se merece tu hijo, lo qué tienen que estudiar y dónde. Hay algunos que, ante esto, incluso lanzan propuestas de gratuidad de los libros de texto a cambio de las clases de religión, en un derroche de originalidad contrastada, cuando por todos es sabido que de gratis nada, que los libros los hemos pagado todos gracias al atraco diario al que nos vienen sometiendo los colegas mayores de nuestros futuros gobernantes. Y el que lo ha lanzado como mensaje político lleva en sus iniciales la palabra "liberal". Toma nísperos, si me lo permite mi admirado Campmany. Y es que a los chicos del centro derecha tan solo los hemos visto jugando a ser políticos: mucho bla, bla, bla, pero pocas ideas coherentes con su ideología.

Podría seguir poniendo ejemplos pero la lengua se me vuelve áspera y esta juventud que solo va en busca del divino tesoro no se merece más.

Y todo esto, sin que las juventudes del otro ala hayan asomado el hocico. Hala, hala.

3 comentarios

Imperator -

Uriarte es un memo y un impresentable, la marioneta de unos cuantos de la Sede Nacional. Como político es tan mediocre como la barba con la que intenta parecerse al Ché y como persona un grosero que se cree que está ahí por sus propios méritos, como otros tantos.

Miguel -

Donde pone "no son absolutamente necesarias" debería aparecer "nos son absolutamente necesarias"

Miguel -

Por una vez, y sin que sirva de precedente ;-), me ha gustado mucho tu post. Creo que tienes mejor tino sacando ideas de tu propia cabeza que citando a pseudoliberales de Libertad Digital.
Desde luego, discrepo hasta cierto punto en lo de la educación, y afirmar que los impuestos son un robo me parece una generalización un poco burda. Quizás parte del dinero de nuestros impuestos sea despilfarrado sin misericordia, pero sin impuestos no podrían pagarse muchas cosas que no son absolutamente necesarias y que no pueden ser llevadas por la iniciativa privada.