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Murcialiberal

Consumismo

Como uno está mas preocupado por conseguir el dinero para afrontar la paga extraordinaria y demás gastos previos al cierre del año, observareis que tengo esto un poco abandonado. Pero no os vayáis ahora a poner estupendos porque estoy dispuesto a seguir dando batalla. Por ahora os transcribo el artículo de hoy de Pablo Molina en el diario La Razón. Sé que no está muy bien el arte de copiar y pegar, pero no puedo dejar que el artículo se quede sin formar parte del archivo de Murcialiberal. Sirva el post como publicidad gratuita (no se imaginan la repercusión que tiene este blog) a La Razón y al autor en compensación por el atentado a los nobles derechos de autor.


Pablo Molina /Al llegar estas fechas tan entrañables, en las que Dios se hace hombre y El Corte Inglés de oro, la gente decente practica con entusiasmo la sana virtud del consumismo desaforado. Ya se que lo políticamente correcto en estos días tan señalados, es abominar de la llamada "fiebre consumista" y flagelarnos por ser felices gastando el dinero que honradamente hemos ganado a lo largo del año. La Iglesia está facultada para reprendernos porque apela a principios trascendentes. No así las ONG’s, los movimientos anticapitalistas y en general el inframundo chorraprogre que domina el cotarro de los medios de comunicación, empeñados crearnos mala conciencia por consumir productos de lujo, en lugar de darles a ellos toda la pasta para que la redistribuyan entre los más necesitados, empezando por ellos mismos. Una Navidad progresista, siguiendo las consignas de estos excelsos mentores ultraconcienciados, consistiría en sustituir la ingesta de los típicos productos navideños por una dieta macrobiótica y comprar a los niños unos absurdos taquitos de madera coloreada, privándoles de los juguetes electrónicos de última generación a los que tienen derecho, por ser niños y por vivir felizmente en un espléndido sistema capitalista. A mí, los productores de turrón, los trabajadores del mazapán y los mariscadores en general, me parecen todos una gente encantadora, y no se me ocurre mejor forma de agradecer sus desvelos que ponerme hasta arriba de todo lo que tienen a bien traer al alcance de nuestra mesa. Por otra parte, los que gozamos de un paladar exquisito, educado tras largos años de investigaciones sobre el terreno en el apasionante mundo de la gastronomía, no podemos renunciar a nuestra vocación científica, precisamente en unas fechas en las que el trabajo de campo ofrece un panorama tan sugestivo. En realidad, no existe una manera más solidaria de celebrar la Navidad que gastar dinero en hacer felices a los demás y, si se tercia, incluso a uno mismo. Coman, beban, consuman y hagan muchos, muchos regalos, especialmente a los niños. Y no hagan caso a las plañideras progres y sus amenazantes sermones laicos. Ellos irán al puto infierno, por mezquinos, y ustedes al paraíso, por haber sabido ser tan generosos. Amén.

2 comentarios

Luis Portas Montero -

Quise decir que las consecuencias negativas del consumismo no son pocas.

Luis Portas Montero -

Pablo Molina se olvida de las consecuencias negativas del consumismo, que no son muchas. Por no decir que lo que podría vérsele de bueno es una ilusión, una falsa felicidad por haber satisfecho una necsidad impuesta por las grandes multinacionales.