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ORGÍA POLÍTICA

Artículo publicado en minutodigital.com por Jose Juan Cano Vera


'Una inmensa multitud formada por un centenar de jóvenes, cachorros del tripartito catalán, se manifestó delante de la catedral de Barcelona contra esa despreciable antigualla que es la Iglesia católica...El ingenio de los manifestantes convirtió en un fulgor la tarde barcelonesa. 'Cristo gay, Cristo gay' cantaban con entusiasmo...Fatigados de tanto explicar la imbecilidad de la Iglesia, la emprendieron contra el Papa... 'Vamos a quemar a Dios', decían entre alaridos, acompañándose por gestos sexuales obscenos ya en pleno frenesí...'.

La pluma del académico y director de LA RAZON describía recientemente, con amarga ironía, una esperpéntica manifestación de la izquierda catalana. Luis Maria Ansón tan cauto y cáustico pintaba una escena de la actual España caótica, visceral y enloquecida que envilece la vida española. La vida de los españoles que Rodríguez Zapatero se empeña una y otra vez en llamar ciudadanos. Es la existencia de este país nuestro que muy pocos llaman España, abandonada por el Estado gaseoso que troceado en diecisiete comunidades autónomas articula 'El Corte Inglés'. Un Estado que oculta la Enseña nacional, que olvida la música de la película de nuestra historia dos mil veces secular, nuestro Himno nacional, y dispara con ideas mostrencas contra los nacionalismos periféricos aldeanos. Un Estado que tiene un gobierno que permite que cuatrocientos mil vascos huyan de Euskadi, el País Vasco o Vascongadas. Que la Historia de España se enseñe de tapadillo y que la cultura y la lengua española (española, no castellana, porque el castellano es la forma de hablar el español en las Castillas) sufra marginación. Un Estado que se permite el pecado capital político de tener unas Fuerzas Armadas en cuadro mientras miles y miles de islamistas conspiran para dinamitar a nuestra gran Nación. Todo en virtud de una falta de clase política de altura. Una clase política que vive una orgía instalada en la corrupción y la defensa de intereses espúreos, partidistas y materialistas, salvo excepciones que confirman la regla.

Y uno ante este panorama que es catastrofista porque lo es, se pregunta ¿ Libertades para esto?. Para que las drogas rompan familias. Para que el aborto rompa vidas. Para que los matrimonios terminen en divorcios a granel. Para que la permisividad sexual diluya el amor. Para que casi dos millones de parados vivan en la indigencia y la desesperanza. Par que un millón de inmigrantes sin papeles caigan en la depresión y miles de ellos en la delincuencia, y otros en el terrorismo fundamentalista. Para que el terrorismo etarra imponga la ley de la violencia. Para que las Universidades sean fabricas de futuros parados. Para que la Iglesia sufra las consecuencias de un anticlericalismo decimonónico. Y en fin para que el hedonismo se instale en nuestras vidas y el pueblo español sufra una anestesia ideológica que se refleja en elecciones constantes con resultados equívocos y fenicios.

Sí, libertad. Sí, democracia. Sí, libertad de expresión. Pero no estos derechos fundamentales nacidos de una Constitución que estamos sufriendo, que nos conduce a un callejón sin salida, porque España se rompe. Solo es cuestión de tiempo. Lógicamente la pregunta, la gran pregunta es ¿cómo se puede evitar? O ¿tenemos un líder para enderezar el rumbo de la nave española? Es perentorio responder a ambos interrogantes. Yo, ahora, solo me resta llorar lágrimas del alma, como otros españoles refugiados en la soledad, en el exilio de la democracia.

Y para elecciones equívocas, la elección del obispo de Bilbao como presidente de la Conferencia Episcopal Española, un prelado conocido por sus simpatías con las tesis políticas del nacionalismo vasco. El Dr. Ricardo Blázquez y su elección va a originar una polémica nacional de imprevisibles consecuencias. Con todo respeto creo que el Espíritu Santo se ha equivocado en el caso español. Solo nos queda rezar por los obispos que le han votado.

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