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Los que le llamábamos Adolfo

Los que le llamábamos Adolfo

Luis Herrero lo expone en la introducción y lo ha repetido cada vez que ha hablado de su libro. Dice que con la publicación de “Los que le llamábamos Adolfo” no ha pretendido en ningún momento ofrecernos una idea de la figura del primer presidente de la democracia desde un punto de vista político. Pero lo hace. Luis Herrero ha jugado siempre a un doble juego, aunque no sé si es consciente de ello. Abusa del adorno de la modestia, de la estulticia y del desconocimiento de las cosas y, aunque sobrevalore al personaje, creo que va mucho más allá. Nos ofrece la imagen humana de Adolfo Suárez a través de sus vivencias personales, de sus anécdotas, de la admiración que seguro que le profesaba, de sus encuentros y desencuentros (que también los ha habido), de la imagen paternal que en muchos momentos ha tenido de él ante el repentino fallecimiento de Fernando Herrero Tejedor, su padre. Quizá es lo que tan solo pretendía y estoy equivocado. Pero, como indicó Federico Jiménez Losantos en la presentación del libro: “las anécdotas son mucho más aclaradadoras del personaje político que la crónica del historiador profesional”.

Nos encontramos, ante todo, con un relato que nos ofrece la visión subjetiva y muy personal de alguien que ha convivido, sobre todo durante su juventud, con Adolfo Suárez. Pero el autor, atendiendo a ese juego antes mencionado, no se olvida de darnos las repuestas a algunos de los interrogantes que siempre ha rodeado al personaje, según su punto de vista. De ahí el revuelo y la pataleta injusta del hijo de Adolfo y de toda la horda progre, con el Rey a la cabeza, que no acepta que alguien desde su libertad pueda escribir lo que le plazca porque no entienden ni el concepto de libertad ni la lucha contra lo fáctico,  siempre que venga de alguien que no es de los suyos (que también fue expuesto por el director de La Mañana en el acto de presentación del libro).

El libro me lo he bebido en dos días, porque siempre le he tenido a Luis Herrero una admiración especial -y no me pregunten por qué-. Por eso, no he podido evitar prestar más atención a las vivencias personales del autor, que a las del supuesto protagonista. Ya estoy esperando impaciente su libro sobre Antonio Herrero, que al parecer aparecerá el próximo Mayo. Seguro que suscitará nuevas polémicas porque hay gente que la verdad o su verdad está por encima de muchas cosas. Viva la libertad.


LUIS HERRERO: LOS QUE LE LLAMABAMOS ADOLFO. Esfera de los libros. Madrid.

1 comentario

Imperator -

Pues yo aún no me lo he leido, pero la verdad es que me llamó la atención desde que lo presentaron.

Saludos