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Murcialiberal

No es agua lo que hay que pedir

Extraigo un par de párrafos del artículo que Policronio nos regaló hace unos días en Batiburrillo

... Aquí, en Murcia, no se le ve solución a lo que sucede si no es echándose poco menos que al monte. Ignoro si determinadas medidas podrían ser legales y eficaces o bien son fruto de una mente calenturienta como consecuencia de los 37 grados que ayer padecimos en este infierno. Así, pues, partiendo de esa condición reconocida de ignorante o febril, solicito de entrada que me sea permitida una frase lapidaria: Todo pueblo está condenado a valerse por sí mismo o a perecer. Murcia, si además de ser una región muy española la consideramos un pueblo con ojos y caras (1.3 millones de ciudadanos), no hay ninguna duda de que lleva camino de lo segundo, es decir, de extinguirse a manos de la insolidaridad ajena y la propia indolencia....

...Bien, pues a pesar de todo ello no me parece que Valcárcel lo esté haciendo apropiadamente en este asunto del agua. En primer lugar porque Valcárcel incide demasiado en que es el gobierno central y la solidaridad interterritorial quienes deben solucionar nuestro problema, cuando no es así, y ya estamos viendo como se las gastan unos y otros. En segundo lugar porque no me consta que el Gobierno murciano haya creado, en el minuto uno o antes de que se suspendiese el trasvase del Ebro, ningún instituto o departamento especializado que se dedique a estudiar a fondo soluciones alternativas a los trasvases y desaladoras. En tercer lugar, porque tampoco tengo constancia de que este gobierno regional haya reunido alguna vez, y coordinado, a los principales afectados del caso, que son los regantes, ni siquiera para movilizarlos en una gran manifestación y sacarle los colores a ZP, a la Narbona y a cuanto tripartítico egoísta se les ponga a tiro. En cuarto lugar, porque Murcia es una región con un amplio litoral y donde hay agua de mar debería de haber agua dulce, o tolerablemente dulce para los cultivos. Ello sería así, naturalmente, si tuviésemos un poco de reciedumbre y espíritu emprendedor. Los israelitas, por ejemplo, se darían con un canto en los dientes si pudieran estar en nuestro mismo pellejo. Lo suyo, en un 80%, es ya puro desierto que van recuperando a cuentagotas, literalmente hablando...
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