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¿Dónde está Rajoy?

Publicado en libertaddigital.com
Agapito Maestre



Contestar esta pregunta es el más grave asunto que debe encarar con inteligencia el señor Rajoy para animar a sus huestes por un lado, y para persuadir al resto de los ciudadanos de su fortaleza política por otro. Distinguir entre ser y parecer no es cosa fácil de resolver, pero, mientras no se demuestre lo contrario, Rajoy parece que no está en la vida política. Este tropiezo adverso del señor Rajoy no debe inclinarlo a la claudicación, sino que debe servirle para descubrir una nueva ruta para la democracia española. Parece, en efecto, que Rajoy no está ni se le espera. Quizá sea falsa esta percepción del trabajo político que desarrolla en los últimos tiempos el líder de la oposición, pero lo grave es que esa imagen ya se ha extendido por todas partes como un reguero de pólvora.

La prueba de su desaparición está en este periódico. Busquen entre sus páginas, pero les costará hallar una noticia sobre el jefe de la oposición. Tampoco está desaparecido en combate, como dirían los más optimistas. Ya nos gustaría. Simplemente es que no está. Necesitamos su voz sobre un montón de asuntos, y él, con su mejor cachaza, está fumándose un puro, porque su partido tiene un programa serio que lo avala. Es un buen hombre. Incluso fue un buen ministro de cosas diversas. Quizá hubiera sido un buen presidente del Gobierno, según apostamos muchos por su candidatura. Pero me temo que su indolencia, especialmente a la hora de defender el serio y riguroso programa del PP, no lo convierta en el mejor jefe de la oposición de una nación llena de dudas y fisuras por un Gobierno rehén de los nacionalismos.

Por supuesto, sería injusto decir que no hay oposición. Mal, mal, no lo hace. Es que simplemente su crítica extraparlamentaria carece de nervio y tensión, de estilo y vértigo. En el Parlamento es otra cosa, pero la democracia es, además, opinión pública, sociedad civil, ideología, vida cotidiana, etcétera. Allí, en todos esos ámbitos, parece que su existencia es sólo un anhelo de sus partidarios. Aunque da señales de su ser, pues, a veces, en una sesión de control al Gobierno dice cosas inteligentes y graciosas; otras, a propósito de unas declaraciones a la prensa, por ejemplo, se atreve a criticar levemente la posición del PSOE frente a EEUU. Pero, la verdad, oposición, oposición, o sea, criticar con fortaleza al PSOE y, sobre todo, ofrecer una vía para resolver y contestar todos los desaguisados creados por el Gobierno, no parece que sea la tarea de Rajoy. Todo es tan "centrista" y romo que uno teme lo peor. De descalabro en descalabro, uno tiene la sensación de que Rajoy aún no se ha dado cuenta de que, en determinadas épocas, sus fines trascendentes como jefe de un futuro Gobierno del PP tienen que quedar aplazados, porque la patria urge, España es el presente inmediato e indispensable.

Tiene que lanzarse al barro y decir, y argumentar, y defender posiciones y luchar para que sus adversarios le reconozcan y sus partidarios se sientan orgullosos de usted. ¿Dónde está Rajoy?, pues, no es una pregunta ociosa, sino que surge de estas tres observaciones: 1.-No hay reunión de sus adeptos que deje de demandar más discurso de su líder. 2.-No hay editor de prensa que no se queje de la falta de titulares del jefe del PP. 3.- No hay votante de su partido que no exija más diligencia de Rajoy para contestar a los discursos y acciones del PSOE.

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