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Los socialistas catalanes rechazan los grandes trasvases ante la UE, pero aceptan el de Francia

Publicado en La Razón
Diversas publicaciones subvencionadas por instituciones gobernadas por el PSC defienden las bondades de los grandes trasvases



Según se comprueba leer diversas publicaciones patrocinadas por instituciones catalanas, el apoyo a los trasvases de cuencas excedentarias a zonas deficitarias de Cataluña es más que palpable. En uno de estos textos puede leerse cómo el minitrasvase del Ebro a Tarragona ha solucionado los grandes problemas hídricos de la zona y el aprovechamiento de estas aguas. A continuación, se muestran las grandes deficiencias que tiene la zona de Barcelona, que se podrían paliar a través de un gran trasvase desde el Ródano. Socialistas y nacionalistas catalanes apoyaron en su día y apoyan esta gran obra, necesaria para las tierras catalanas, y, sin embargo, muestran su oposición a otra obra similar, como es el trasvase del Ebro al sureste.

Redacción/ L. Arráez
Murcia- Frente a los discursos antitrasvasistas que los socialistas catalanes y socios del tripartito han defendido en los últimos años, una publicación patrocinada por el Ayuntamiento de Barcelona, cuando Pasqual Maragall era ya líder del PSC, explicaba a sus lectores los beneficios de un trasvase, en este caso, del río Ródano a Cataluña. De forma breve pero clara, los textos y mapas explican también cómo la experiencia del ministrasvase de las aguas del río Ebro al Campo de Tarragona no ha afectado al caudal básico del río, ya que se ha podido recuperar gran parte del agua que perdía por las fugas en la red de abastecimiento. Las rehabilitaciones de los antiguos canales de riego, llevadas a cabo a través de recubrimientos de hormigón, que ha evitado las pérdidas hídricas innecesarias, posibilitó ese milagro.
Tras las puesta en marcha de este proyecto, que fue aprobado en 1981, el Delta del Ebro «no ha resultado perjudicado», como se explica en el texto, y el río garantiza el suministro de agua para consumo y para los usos industriales a Tarragona. La filosofía de los trasvases como «obra faraónica», como lo han criticado en ocasiones los socialistas, viene a contradecir sin embargo estos textos que hablan ya en 1999 de las ventajas y beneficios que generaría un ministrasvase a Barcelona. Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente anunció recientemente que no se realizará ninguno de los tres minitrasvases previstos para las zonas catalanas, en contra de los defendido por los gobernantes de la Generalitat. «El Plan Hidrológico –comenta la publicación catalana– decidirá si finalmente las aguas del Ebro llegan a la Cataluña central».
La otra gran esperanza de los catalanes para paliar los déficit hídricos con los que cuenta vendría de la mano de un «faraónico» trasvase procedente del Ródano. El río más caudaloso del Mediterráneo aportaría, a través de un gran acueducto, agua a las poblaciones del entorno de Barcelona. Esta obra fue respaldada por la Unión Europea en el año 1998. Con un caudal medio de 1.700 metros cúbicos, 50 veces más que los ríos del Ter y el Llobregat juntos, este trasvase permitiría garantizar las necesidades de agua ligadas al desarrollo industrial, urbano y turístico de alrededor de 4,5 millones de habitantes. Como explica este libro, subvencionado por el Consistorio barcelonés, actualmente sólo se aprovecha un uno por ciento y con la demanda de Cataluña no se llega al dos por ciento. Además, se garantizaba el mantenimiento de los caudales ecológicos.

A través de los alcaldes socialistas de las localidades afectadas por el déficit hídrico se ha apoyado esta obra. Los nacionalistas catalanes también han apoyado este trasvase. Así, Artur Mas defendió y defiende este gran trasvase, que costaría 4.761 millones de euros, mil más que el del Ebro, con la advertencia a cualquier Gobierno español que ese proyecto será una exigencia de CiU irrenunciable si algún día necesita sus votos. Lo presentó como un complemento al PHN, asegurando que el trasvase del Ebro no garantiza el suministro de agua durante los doce meses del año. Mas admitió que el trasvase del Ródano implica, primero, que el Gobierno español lo acepte y, posteriormente, que lo solicite al Gobierno francés y éste quiera financiar una gran obra que no necesite.

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